Conectan 16 minicerebros humanos para crear una “computadora viva”
Este proyecto utiliza organoides cerebrales humanos: La startup suiza Final Spark busca construir un bioprocesador capaz de realizar tareas computacionales complejas. Conoce su ‘computadora viva’.
La startup suiza FinalSpark utiliza organoides cerebrales humanos para construir un bioprocesador capaz de realizar tareas computacionales complejas.
ORDENADOR VIVO CON MINICEREBROS HUMANOS.
Científicos lograron un avance sin precedentes al conectar 16 minicerebros humanos, creando así la primera “computadora viva” del mundo. Este desarrollo promete cambiar el futuro de la computación y la inteligencia artificial.
Este proyecto, liderado por la startup suiza FinalSpark, utiliza organoides cerebrales humanos. Se buscó construir un bioprocesador capaz de realizar tareas computacionales complejas con una eficiencia energética asombrosa.
Minicerebros humanos para hacer una “computadora viva”
La computación biológica ha sido un tema de interés durante décadas, pero nunca antes se había logrado un avance tan significativo. Los organoides cerebrales, que son pequeños modelos de tejido cerebral humano cultivados a partir de células madre, han sido utilizados en investigaciones científicas para entender mejor el cerebro humano y sus enfermedades. Sin embargo, su uso en la computación representa una nueva frontera.
Los científicos de FinalSpark crearon el bioprocesador utilizando 16 organoides cerebrales, cada uno de los cuales contiene alrededor de 10,000 neuronas. Estos organoides fueron conectados a una serie de electrodos que permiten la comunicación entre las neuronas y los sistemas computacionales tradicionales. Este sistema híbrido combina la capacidad adaptativa de las neuronas con la precisión de los circuitos electrónicos.
Ventajas y aplicaciones
Según la revista Futurism, una de las principales ventajas de este “ordenador vivo” es su eficiencia energética. Los organoides pueden realizar cálculos con una fracción de la energía que utilizan los chips de silicio tradicionales, lo que podría reducir significativamente la huella de carbono de los centros de datos y otros sistemas de computación intensiva.
Además, este sistema tiene el potencial de mejorar la generalización de los modelos de inteligencia artificial, haciendo que sean más adaptables y eficientes.
Desafíos y futuro
Aunque los resultados iniciales son prometedores, el uso de organoides cerebrales en la computación presenta varios desafíos. Mantener estos organoides vivos y funcionales a largo plazo es complicado, y hay consideraciones éticas significativas en torno al uso de tejido cerebral humano. Sin embargo, el sitio LiveScience reporta que los investigadores están optimistas sobre el potencial de esta tecnología para revolucionar campos como la inteligencia artificial, la neurociencia y la biotecnología.
La creación del primer “ordenador vivo” utilizando minicerebros humanos marca un hito en la ciencia y la tecnología. Si bien aún quedan muchos desafíos por superar, esta innovadora tecnología podría transformar la manera en que entendemos y utilizamos la computación, llevando a avances significativos en eficiencia energética y capacidad adaptativa.